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Las Manoas: una estación en el viacrucis de los VIH positivos


La población de VIH en Bolívar está sumida en el abandono, no solo por la lejanía que tienen que afrontar los pacientes para llegar a los únicos dos centros de salud existentes, en medio de una crisis de combustible, sino que además se suman las malas condiciones infraestructurales

Brayan Silva

     El estado Bolívar es el más grande del territorio venezolano. Cuenta con una superficie de 240.528 km²; mientras que el estado Carabobo es uno de los más pequeños del país. Su superficie es de apenas 4.369 km².

   Sin embargo, en el pequeño Carabobo hay 7 centros públicos para pruebas de tamizaje y confirmación del VIH; en cambio, en Bolívar, cuya superficie es al menos 55 veces más grande, solamente hay 2 que tienen la competencia de detectar, tempranamente, la enfermedad, entregar los antirretrovirales y hacer el seguimiento del paciente. Pero el Ambulatorio Urbano tipo III, Las Manoas, en Ciudad Guayana, destaca más por su abandono infraestructural y carencia de insumos, que por ser uno de esos dos que tienen la misión de luchar contra el VIH en el estado.

     El informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de DDHH en Venezuela, que se publicó en julio de 2019, evidenció las malas condiciones infraestructurales de los recintos sanitarios del país, reflejando “una falta generalizada de disponibilidad y acceso a fármacos y tratamientos esenciales, el deterioro de las condiciones en hospitales, clínicas y maternidades, y la falta de factores subyacentes determinantes de la salud”.

   Las constantes fallas en el servicio de aseo y electricidad son las protagonistas en este establecimiento. Carmen Plaz es una enfermera que le ha entregado 26 años de su vida a este centro de salud. La inexistente presencia de los organismos competentes para el mantenimiento de la infraestructura se comprueba con sus declaraciones: “ya uno trabaja por el paciente. Uno se acostumbra a trabajar sin los insumos. Uno busca solución”, asegura Carmen, “hace falta ACE y uno mismo lo compra. Pero hay cosas que uno no puede solucionar como la falta de tensiómetros, de odontología y la falta del quirófano”, sentenció.

         El suministro de agua en Las Manoas es muy irregular y, a veces, inexistente.                              Foto: Amira El Sahli

     “El gobernador ese que está ahorita nos ayuda. Mandan a limpiar el módulo. Hace como un mes lo mandaron a limpiar”, explica Carmen tratando de justificar la débil presencia de la gestión del ex militar y actual gobernador, Justo Noguera Pietri.


En Las Manoas el uso de elementos de vidrio para evitar la contaminación queda en segundo plano. Foto: Amira El Sahli

     La enfermera Carmen Plaz también aseguró que no cuentan con los servicios de rayos X desde “hace bastante tiempo”. Esto ya había sido denunciado en el trabajo hecho por Transparencia Venezuela titulado “Salud en Venezuela: cuando la corrupción es el virus”, en donde se compilaron varias cifras como las de la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH), en la que se registró que “el 58% de los centros y los servicios de apoyo hospitalario como rayos X están dañados. En 55% de ellos los laboratorios no operan, lo que se traduce en ausencia de pruebas especiales como VIH, perfil 20 y otros”.

     Una de las 1.200 personas que recibe atención en el módulo, quien prefirió mantener su identidad al resguardo para evitar la estigmatización, aseguró que las fallas en el servicio de electricidad son de las más recurrentes en el centro de salud: “casi nunca hay electricidad. En mi opinión hay que mejorar algunos servicios. La limpieza y la falta de electricidad es lo que más falta”, afirmó.

     En marzo de este año los pacientes de Las Manoas denunciaron, ante los medios regionales, la presencia de garrapatas en las instalaciones, lo cual generó casos de ehrlicha (enfermedad producida por la picadura de la garrapata). “Yo iba a ir en abril a hacer valer mi derecho para acceder a la jornada de exámenes de carga viral”, (hace más de tres años que no se realizaba este tipo de jornadas en el módulo). “Pero en esa época fue cuando se inundó de garrapatas el módulo y por seguridad no fui”, aseguró Saadia Maestracci, paciente con VIH que tiene una fundación encargada de brindar ayuda a personas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana.


Las garrapatas eran una constante en las instalaciones del módulo

Foto: Cuenta de Twitter del periodista Elias Rivas

Grandes distancias

     Casi 600 kilómetros separan Santa Elena de Uairén de San Félix. 600 kilómetros que se traducen en 100 dólares o tres gramas de oro, el cual es el valor que tiene el pasaje. El tener carro propio no soluciona los problemas, pues aparece la escasez de combustible que se agravó desde el inicio de la pandemia en marzo del año pasado. También está latente el problema para encontrar el efectivo o, peor aún, que no te reciban el efectivo que ya tienes porque la vilipendiada economía lo sacó de circulación.

     “No solamente es Puerto Ordaz y San Félix. Hay que hablar de Tumeremo, El Callao, Santa Elena de Uairén. Imagínate que durante la pandemia ellos tenían que venir acá o a Ciudad Bolívar a retirar medicamentos. También está la gente de Delta Amacuro. La gente del sur tiene que, obligatoriamente, venir hasta acá. Esa gente padece mucho, cuando no es la gasolina es el efectivo o sino entonces es la semana radical y no pueden viajar”, explicó Saadia Maestracci, quien asegura que en su fundación (la fundación Saadia Maestracci) llegan muchas personas de los pueblos del sur a pedir ayuda.  Los gastos aumentan si hay que sumarle el hospedaje y la alimentación. Gastos que muchos de estos pacientes no tienen cómo costear, debido a la crisis económica que está presente en el país desde 2017 con la hiperinflación.

     “Venir a la consulta, los problemas de cuarentena, los problemas económicos. La movilización, la gasolina… Todo eso influye. Eso sí influye, realmente en un paciente, que por ejemplo viva en el kilómetro 88, ¿cómo baja para acá? ¿O para Las Manoas? ¿Cómo podemos nosotros captar pacientes? ¿Cómo podemos hacer tamizajes en busca de estas infecciones? Realmente es complejo pues”, explica el Dr. Jaime Fajardo, infectólogo que atiende en el módulo Las Manoas, quien asegura que lo correcto sería tener un centro de distribución de tratamiento en cada uno de los once municipios que integran el estado.

 

     Además, los pacientes no son los únicos que padecen el problema del transporte. El personal de salud también vive, en carne propia, estas consecuencias: “No tenemos transporte. Antes teníamos transporte. Ahora nos vamos a pie o pagando pasaje”, denunció la enfermera del módulo, Carmen Plaz.

 

Silencio epidemiológico

     Los boletines epidemiológicos son publicaciones emitidas por el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) con información epidemiológica priorizada sobre los eventos de interés en salud pública. En este se publican datos de morbilidad y mortalidad, así como mecanismos de prevención y acción sobre ciertas enfermedades. El año 2016 fue el último que presenció la publicación de dicho boletín.

 

     El Plan Maestro para el fortalecimiento de la respuesta al VIH, la tuberculosis y la malaria en la República Bolivariana de Venezuela desde una perspectiva de salud pública, que se publicó en 2018, indicó que “los datos de mortalidad por VIH/sida en 2016-2017 no están todavía disponibles, sin embargo, en entrevistas con informantes clave entre proveedores de salud y representantes de la sociedad civil, realizadas durante la misión técnica, se reporta un aumento reciente en las hospitalizaciones en personas con VIH y defunciones por VIH/SIDA (hasta 20-30 por día), en su mayoría debido a la interrupción del tratamiento antirretroviral y escasez de medicamentos para el tratamiento de infecciones oportunistas”.

 

     “¡Que no sean estadísticas!, no nos permiten manejar estadísticas”, explicó el Dr. Fajardo, médico infectólogo del módulo Las Manoas. Con signos de nervios y suma prevención, los doctores de este ambulatorio, único centro médico encargado de distribuir medicamentos antirretrovirales en Ciudad Guayana, se blindaban ante cualquier pregunta que tuviese relaciones con cifras sobre el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

 

     “Existe una censura epidemiológica como política de gobierno, eso por supuesto tiene incidencia porque no permite que los médicos sepan de qué enferma y de qué muere nuestra población. Esto afecta procesos tan básicos como el proceso de planificación de salud pública”, aseguró el Dr. Marcos Lima, actual candidato a la alcaldía de Ciudad Bolívar por la plataforma de Américo DeGrazia “Guayana Libre”.

 

     Desde el 2010 al 2016 los pacientes con VIH aumentaron en un 26% según cifras del Boletín Epidemiológico. Actualmente, la magnitud de la epidemia es desconocida, sobre todo en un estado como Bolívar, en donde poblaciones vulnerables como las trabajadoras sexuales han aumentado debido a la esclavitud moderna que trajo consigo las minas del proyecto bandera del madurismo: el Arco Minero del Orinoco. 




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