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Bolívar: epicentro del olvido para los seropositivos


El descuido de controles médicos expone el deterioro del sistema de salud pública, convirtiéndose en una travesía alarmante para los pacientes con VIH que no cuentan con los recursos para acceder a un servicio privado que les permita monitorear su condición

Amira El Sahli

     El panorama de atención médica gratuita en el país ha sido golpeado en los últimos tiempos causando dificultades que afectan, de forma directa, a los ciudadanos. La realidad de los centros de salud no solo radica en la ausencia de pruebas, los altos costos, la falta de financiamiento e instalaciones dignas, sino también en la disminución de un servicio público adecuado, insuficiente dotación de equipos y suministro de medicamentos, ya que no se ha logrado restaurar un sistema idóneo a través de los diversos planes establecidos por el Gobierno.

     Estas condiciones desfavorables han provocado que las personas que atraviesan enfermedades crónicas, como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), tengan que afrontar riesgos mayores que los que amerita su propio estado de salud.

     Desde el 2010 hasta el 2016 los casos aumentaron un 24%, con un total de entre 5.800- 7.100 infectados por VIH, de acuerdo a los últimos boletines epidemiológicos otorgados por el Estado durante esta fecha. Sin embargo, desde el año 2017 no se evidencian cifras oficiales, ya que aún se encuentran “en curso de validación y no están todavía disponibles”, según el Plan Maestro 2018 para el Fortalecimiento de la respuesta al VIH, la tuberculosis y la malaria en la República Bolivariana de Venezuela.

Pruebas y controles ausentes

     Los tratamientos y pruebas dejaron de tener regularidad en Venezuela, afectando directamente a sus estados, entre ellos Bolívar, ubicado al sur del país, el cual dispone solo de dos centros de atención pública para pacientes con este virus. También, persiste la inestabilidad de las jornadas establecidas por el Ministerio del Poder Público para la Salud (MPPS) para los exámenes de tamizaje, carga viral y reconteo de CD4. El ambulatorio Las Manoas, ubicado en San Félix, no escapa de esta problemática, evidenciándose que desde hace tres años no realiza dichos exámenes con regularidad, según la data del Correo del Caroní.

     Testimonios de diversos pacientes anónimos, quienes han vivido la experiencia de realizarse chequeos en jornadas organizadas por el MPPS, demuestran, una vez más, la realidad de los inconclusos planes de salud. “Asistí este año a una, pero perdieron mi muestra”. Las fallas de estos exámenes, indispensables para mantener un seguimiento de la enfermedad, constituyen una de las principales preocupaciones del sistema. “Me hice uno hace 6 meses en Las Manoas, pero aún no me entregan mi resultado”, explica otra de las víctimas de las incompetencias del Estado, quien tras 8 años de ser paciente de este centro, continúa padeciendo los estragos de las falta de programas continuos en Bolívar.

El ambulatorio Las Manoas no realiza exámenes de control desde hace tres años

Foto: William Urdaneta

     Una persona VIH positivo depende de diversos procesos para mantener la estabilidad del virus en su sistema inmunológico, siguiendo protocolos que van desde el diagnóstico o proceso de tamizaje, siendo la Prueba ELISA una de las más utilizadas, hasta el control de exámenes de CD4, que corresponde al conteo de células para precisar el funcionamiento del sistema inmunitario; la carga viral, que es la cantidad de VIH en la sangre, y la medicación del antirretroviral que se realiza dependiendo de la persona y de si padece alguna otra condición médica. Sin embargo, estos servicios no son garantizados en el sector público y los pacientes son los que sufren las consecuencias directas de la mala gestión.

     El Ministerio de Salud, a partir de 1999, concedió a los pacientes con VIH el servicio gratuito del tratamiento antirretroviral y jornadas de las pruebas continuas en los centros de salud pública. La última entrega de, aproximadamente, 13 mil reactivos de carga viral por parte del Instituto Nacional de Higiene en Caracas (lugar donde se encuentra la principal carga de muestras) a mediados y finales del 2017 resultó ser insuficiente. Asimismo, se han visto afectados los servicios de VIH en los laboratorios, los cuales estaban disponibles en 127 centros públicos del país hasta el 2015.

     Para ese momento el estado Bolívar contaba con once recintos para los procedimientos de control, pero esto quedó en los registros del año, ya que, actualmente, solo funcionan el Hospital Ruiz y Páez en Ciudad Bolívar y el módulo Las Manoas en Ciudad Guayana. No obstante, pacientes que han preferido mantenerse en anonimato reiteran que, hasta hoy, ha sido difícil acceder a los reactivos en ambos establecimientos: “Hace más de dos años que no me realizo un reconteo de CD4 y carga viral”; esto debido a la constante falta de recursos. 

     Entre el 2017 y 2018 la escasez de tratamiento antirretroviral superó el 80%; y, en el año 2020, el desabastecimiento de reactivos para el diagnóstico y seguimiento del estado de salud de los pacientes llegó al 100%, según el informe de Transparencia Venezuela, “Salud en Venezuela: cuando la corrupción es el virus”, generando el incremento del índice de hospitalización y decesos de pacientes entre las edades de 21 y 35 años.

Tratamiento incierto

     En cuanto a la situación de los antirretrovirales en el estado Bolívar, el internista Adam Navas, quien atiende a pacientes con VIH en Las Manoas, asegura que desde el “2018 no tienen fallas en el tratamiento”. Sin embargo, para el 2016, la última cifra actualizada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) evidenció que: “120,000 venezolanos tenían VIH y 71,000 estaban en tratamiento”.

     También, el infectólogo que ejerce en el mismo módulo, Jaime Fajardo, confirmó que la adherencia al tratamiento debe ser ininterrumpida para garantizar su eficacia: “Más del 95% puede abandonar un día a la semana. Ya en una semana puede ocasionar fallas… como cuando el paciente entra, prácticamente, en categoría Sida”. Aun así, esto le ocurre a miles de venezolanos que no logran adquirirlo o se medican irregularmente, perjudicando la condición del virus y creando resistencia a los fármacos.

     Alejandro Pravia es un guayanés que vivió el panorama irregular de los antirretrovirales en el ambulatorio, y por ello, se vio obligado a migrar a Argentina; un país que le ofreció mayores posibilidades para estar en paz con su salud: “por eso fue que migré, porque en noviembre del 2017 me decían que no había, o que iba a faltar, o que estaba tardando en llegar, y en diciembre nunca había y en enero tampoco”.

Foto: Laura Clisánchez

Centros vacíos y planes inconclusos

     En el informe implantado por el MPPS, Directrices Prácticas para Intensificar la Prevención del VIH y otras ITS en Venezuela, se mencionan aspectos que se deben cumplir para asegurar los procedimientos de VIH: asesoramiento al momento de realizar la prueba de detección del virus, incluir orientación preventiva dentro del programa antirretroviral, asegurar el suministro de recursos tanto para mujeres como hombres, entregar un “tratamiento de calidad” y otorgar espacios de apoyo; pero estos pacientes solo han vivido el desarrollo de un deficiente sistema de salud pública.

 


Pacientes del módulo Las Manoas esperando para ser atendidos por los especialistas

Foto: Amira El Sahli

     Saadia Maestracci, una activista de 62 años con VIH y defensora de los derechos de las personas que viven con el virus, expresa que lleva casi 8 años sin realizarse sus exámenes de control, debido a la problemática de la escasez de reactivos. Asimismo, en informaciones suministradas por el Correo del Caroní se reafirma que en Ciudad Guayana “no pueden contar con esta posibilidad ni en jornadas esporádicas”.

     Los establecimientos en Ciudad Bolívar y San Félix solo son concurridos por pacientes con VIH cuando están disponibles los reactivos y jornadas de pruebas proporcionados por el Gobierno a través de las citas pautadas. “Todo se maneja por programa…”, tanto los especialistas como la entrega del tratamiento, afirmó el Dr. Fajardo.  

     Ante el conjunto de obstáculos que padecen los seropositivos lo más adecuado sería hacer un llamado a las organizaciones competentes para llevar a cabo los controles que ellos necesitan. Aunque la ONUSIDA y la OPS se han encargado de suministrar los tratamientos e insumos a través del Plan Maestro (2018), la ayuda humanitaria no ha sido suficiente para remediar los daños y cumplir con las obligaciones que el Estado debería garantizar.





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