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Sanar

Fuente: Domestika. El proceso más duro después de un abuso, es entender que nada de eso fue tu culpa. Hacer las paces contigo, liberarte de ese sentimiento de arrepentimiento, sanar la confianza burlada, es tremendamente jodido. La sociedad nos ha hecho sentir que todo lo que nos pasa es un eterno, "y si, no hubiese actuado de esa forma, y si no hubiese dejado las cosas llegarán a ese límite, y si, y si, y si", es tan complejo sanar. Un abuso nunca es culpa de la víctima. Las personas no se buscan ese tipo de asalto a la integridad física o mental. Si dejáramos de culpar siempre al que se encuentra sufriendo, el sanar se haría menos complejo. Tarde en subir esto, no obstante, la lucha femenina contra la violencia, va más allá. Es ir contra un mundo diciéndote que te lo buscaste y, no sé detienen a pensar en quien sufre. Admiro a todas aquellas personas que pueden hablar libremente de lo que les pasó, despegarse de ese sentimiento y encarar, es muy arrecho. Empoderarse del do
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La soledad

Hay instantes, que en las emociones son tan fuertes que parecen momentos. La soledad puede embriagarte.  Sentirme sola, ha sido un básico en mi vida. Han sido pocos momentos en mi vida que me he sentido acompañada, sin embargo, ¿Qué tan profunda puede ser la soledad? Hay personas que caen en un ciclo vicioso y, terminan siendo ermitaños. No obstante, cuando la soledad pega de frente, como un vidrio que se te atraviesa en el camino, no es tan fácil salir de ella. Hay que valorar muchas cosas en la soledad, ¿Qué desencadena ese sentimiento? En mi vida, hay múltiples factores. El abandono, sería el principal de éstos.  La soledad y el abandono, son sinónimos lejanos. El que te dejen, pueden conllevar a más sentimientos que conducen a una sola definición: soledad. El evitar sentirte de esta manera hace que busques refugio en algo o en alguna conducta. Este algo puede ser tangible o intangible, como algún mal hábito o hasta un peluche. Para algunos al crecer, les fue sencillo dejar esa

Sin memoria

Esto es dedicado a aquellos, cuya mente está en otro mundo y sus cuerpos aún nos acompañan. El recordarte, lastima. Lastima como una daga en el pecho, dejándote paralizado, sin pestañar, con el aire a medio pasar de la garganta y el calor del metal penetrando cada vez más. Siempre pienso en ti, tus enseñanzas, tus gestos de amor, tu calidez y la manera de que siempre intentabas que me sintiera cómoda.  Tenerte con vida, es una bendición. Sigues aquí, si embargo, ¿seguiría siendo lo mismo? Al cruzar nuestras miradas, ¿sabrás quién soy? Dicen que lo importante es que la otra parte, 'el que esta sano', recuerde al enfermo. ¿Por qué tú? Entre tantas personas en el mundo, tuviste que ser tu, aquella que tenía un parte importante de mi corazón a su antojo. Recordar tus llamadas, tus felicitaciones, leer tu caligrafía, ver los obsequios que aún conservo hasta aquél sueter rojo. Me hace sentirme que aún sigues conmigo.  He vivido el luto, el sepultar a alguien, dejarlo ir en compañí

Bolívar: epicentro del olvido para los seropositivos

El descuido de controles médicos expone el deterioro del sistema de salud pública, convirtiéndose en una travesía alarmante para los pacientes con VIH que no cuentan con los recursos para acceder a un servicio privado que les permita monitorear su condición Amira El Sahli      El panorama de atención médica gratuita en el país ha sido golpeado en los últimos tiempos causando dificultades que afectan, de forma directa, a los ciudadanos. La realidad de los centros de salud no solo radica en la ausencia de pruebas, los altos costos, la falta de financiamiento e instalaciones dignas, sino también en la disminución de un servicio público adecuado, insuficiente dotación de equipos y suministro de medicamentos, ya que no se ha logrado restaurar un sistema idóneo a través de los diversos planes establecidos por el Gobierno.      Estas condiciones desfavorables han provocado que las personas que atraviesan enfermedades crónicas, como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), tengan

Las Manoas: una estación en el viacrucis de los VIH positivos

La población de VIH en Bolívar está sumida en el abandono, no solo por la lejanía que tienen que afrontar los pacientes para llegar a los únicos dos centros de salud existentes, en medio de una crisis de combustible, sino que además se suman las malas condiciones infraestructurales Brayan Silva       El estado Bolívar es el más grande del territorio venezolano. Cuenta con una superficie de 240.528 km²; mientras que el estado Carabobo es uno de los más pequeños del país. Su superficie es de apenas 4.369 km².      Sin embargo, en el pequeño Carabobo hay 7 centros públicos para pruebas de tamizaje y confirmación del VIH; en cambio, en Bolívar, cuya superficie es al menos 55 veces más grande, solamente hay 2 que tienen la competencia de detectar, tempranamente, la enfermedad, entregar los antirretrovirales y hacer el seguimiento del paciente. Pero el Ambulatorio Urbano tipo III, Las Manoas, en Ciudad Guayana, destaca más por su abandono infraestructural y carencia de insumos, que

Bolívar: un estado donde los pacientes no cuentan

Adquirir el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) se convirtió en una sentencia de muerte para los bolivarenses que no pueden acceder a un protocolo de atención adecuado que les permita mantener un seguimiento y control de su enfermedad Hendelys Ochoa       Los programas emitidos por el Gobierno para no desamparar a los pacientes VIH positivo se tradujeron en un fracaso, en el que no solo se muestran las precarias condiciones de los establecimientos, sino que además, se evidencia la imposibilidad de abastecer a toda la población debido a la poca capacidad hospitalaria que impide cubrir toda la demanda.       Esto repercute en la extensión de una epidemia, para la que no se tiene  una vacuna, ya que se constituye como una enfermedad crónica que solo puede controlarse, además de que en Venezuela no se cuenta información que permita conocer la gravedad general de la situación, intensificándose las posibilidades de caer en un subregistro de pacientes, no solo a partir de los índ

VIH: “soy mejor persona gracias a este virus”

Alejandro Pravia entendería que su vida valía más que la sangre que corría por sus venas, y es por eso que no decayó aun cuando sus esperanzas se vieron sumidas bajo las sombras de una fuerte crisis sanitaria, que lo llevaron a cuestionarse si el sistema de salud venezolano se había vuelto más infeccioso que su propia enfermedad   Maryam Amaya       En esos primeros días de agosto del 2013 mi vida cambió por completo. Sostener aquella prueba de VIH positivo fue uno de los momentos más difíciles que he experimentado. Allí, junto a mi madre,  pude sentir cómo el pánico se apoderaba de mi cuerpo sin ser capaz de controlar el temblor de mis manos y los latidos de mi corazón que entrecortaban mi respiración. Su mirada triste pesaba más que mi propia culpa.       Entre susurros, gritos y quejas por la aglomeración de personas corrimos a tomar un taxi, pero el destino sería implacable y al cerrar las puertas, el silencio se rompería con la voz del famoso Freddie Mercury interpretando